The Cinnamon Peeler
The Cinnamon Peeler
If I were a cinnamon peeler
I would ride your bed
and leave the yellow bark dust
on your pillow.
Your breasts and shoulders would reek
you could never walk through markets
without the profession of my fingers
floating over you. The blind would
stumble certain of whom they approached
though you might bathe
under rain gutters, monsoon.
Here on the upper thigh
at this smooth pasture
neighbor to your hair
or the crease
that cuts your back. This ankle.
You will be known among strangers
as the cinnamon peeler's wife.
I could hardly glance at you
before marriage
never touch you
-- your keen nosed mother, your rough brothers.
I buried my hands
in saffron, disguised them
over smoking tar,
helped the honey gatherers...
When we swam once
I touched you in water
and our bodies remained free,
you could hold me and be blind of smell.
You climbed the bank and said
this is how you touch other women
the grasscutter's wife, the lime burner's daughter.
And you searched your arms
for the missing perfume.
and knew
what good is it
to be the lime burner's daughter
left with no trace
as if not spoken to in an act of love
as if wounded without the pleasure of scar.
You touched
your belly to my hands
in the dry air and said
I am the cinnamon
peeler's wife. Smell me.
If I were a cinnamon peeler
I would ride your bed
and leave the yellow bark dust
on your pillow.
Your breasts and shoulders would reek
you could never walk through markets
without the profession of my fingers
floating over you. The blind would
stumble certain of whom they approached
though you might bathe
under rain gutters, monsoon.
Here on the upper thigh
at this smooth pasture
neighbor to your hair
or the crease
that cuts your back. This ankle.
You will be known among strangers
as the cinnamon peeler's wife.
I could hardly glance at you
before marriage
never touch you
-- your keen nosed mother, your rough brothers.
I buried my hands
in saffron, disguised them
over smoking tar,
helped the honey gatherers...
When we swam once
I touched you in water
and our bodies remained free,
you could hold me and be blind of smell.
You climbed the bank and said
this is how you touch other women
the grasscutter's wife, the lime burner's daughter.
And you searched your arms
for the missing perfume.
and knew
what good is it
to be the lime burner's daughter
left with no trace
as if not spoken to in an act of love
as if wounded without the pleasure of scar.
You touched
your belly to my hands
in the dry air and said
I am the cinnamon
peeler's wife. Smell me.
Michael Ondaatje
***
El pelador de canela
Si yo fuera un pelador de canela
Podría montar en tu cama
Y dejar el polvo amarillo de su corteza
Sobre tu almohada.
Tus pechos y hombros conservarían el hedor
No podrías caminar nunca por los mercados
Sin la profesión de mis dedos
Flotando sobre ti. Los ciegos
Tropezarían con la certeza de contra quién lo han hecho
Aunque te bañaras
Bajo arroyos de lluvia, del monzón.
Aquí en la entrepierna
En su suave pastizal
En la vecindad de tu cabello
O de la línea
Que divide tu espalda. En este tobillo.
Serías reconocida entre extraños
Como la esposa del pelador de canela.
Apenas pude mirarte
Antes del matrimonio,
Jamás tocarte
—Tu madre de afilado olfato, tus rudos hermanos—.
Sepulté mis manos
En azafrán, las encubrí
Con alquitrán humeante,
Ayudé a los recolectores de miel…
Alguna vez cuando nadamos
Te toqué bajo el agua
Y nuestros cuerpos permanecieron libres,
Podías estrecharme, ciega de cualquier aroma.
Subiste a la ribera y dijiste:
Así es como tocas a otras mujeres
la esposa del jardinero, la hija del quemador de cal.
Y buscabas en tus brazos
El perfume ausente.
Y supiste
Qué de bueno hay
En ser la hija del quemador de cal
Abandonada sin rastro
Como si no se le hablara durante el acto de amor
Como herida sin el gozo de llevar la cicatriz.
Acercaste
Tu vientre hacia mis manos
En el aire seco y dijiste
Yo soy la esposa del pelador de canela
Huéleme.
Si yo fuera un pelador de canela
Podría montar en tu cama
Y dejar el polvo amarillo de su corteza
Sobre tu almohada.
Tus pechos y hombros conservarían el hedor
No podrías caminar nunca por los mercados
Sin la profesión de mis dedos
Flotando sobre ti. Los ciegos
Tropezarían con la certeza de contra quién lo han hecho
Aunque te bañaras
Bajo arroyos de lluvia, del monzón.
Aquí en la entrepierna
En su suave pastizal
En la vecindad de tu cabello
O de la línea
Que divide tu espalda. En este tobillo.
Serías reconocida entre extraños
Como la esposa del pelador de canela.
Apenas pude mirarte
Antes del matrimonio,
Jamás tocarte
—Tu madre de afilado olfato, tus rudos hermanos—.
Sepulté mis manos
En azafrán, las encubrí
Con alquitrán humeante,
Ayudé a los recolectores de miel…
Alguna vez cuando nadamos
Te toqué bajo el agua
Y nuestros cuerpos permanecieron libres,
Podías estrecharme, ciega de cualquier aroma.
Subiste a la ribera y dijiste:
Así es como tocas a otras mujeres
la esposa del jardinero, la hija del quemador de cal.
Y buscabas en tus brazos
El perfume ausente.
Y supiste
Qué de bueno hay
En ser la hija del quemador de cal
Abandonada sin rastro
Como si no se le hablara durante el acto de amor
Como herida sin el gozo de llevar la cicatriz.
Acercaste
Tu vientre hacia mis manos
En el aire seco y dijiste
Yo soy la esposa del pelador de canela
Huéleme.
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