Jacarandá





 Discreta la luminosidad tenue del jacarandá

aquí se esconde entre el vulgar verdor

de otras plantas y de un farol sin luz.

No trata de mostrarse, de lucirse

de imponer su belleza.

Casi azul no es azul.

Casi violeta no es violeta

pero cuando caminamos sobre sus flores

caminamos sobre el cielo.

Si existieran santos entre los árboles,

Jacarandá, serías mi santo

y depositaría a tus pies

la ofrenda

de tus propias flores.


Ocampo Silvina, Árboles de Buenos Aires (1979).



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