Oda a la caja de té
Oda a la caja de té
Caja de té
de aquel
país de elefantes,
ahora costurero
envejecido,
pequeño planetario de botones,
como de otro planeta
a la casa
trajiste
un aroma sagrado,
indefinible.
Así llegó de lejos
regresando
de las islas
mi corazón de joven fatigado.
La fiebre me tenía
sudoroso
cerca del mar, y un
ramo de palmeras
sobre mí se movía
refrescando
con aire verde y canto
mis pasiones.
Caja
de latón, primorosa,
ay
me recuerdas
las olas de otros mares,
el anuncio
del monzón sobre Asia,
cuando se balancean
como
navíos
los países
en las manos del viento
y Ceylán desparrama
sus olores
como una
combatida
cabellera.
Caja de té,
como
mi corazón
trajiste
letras,
escalofríos,
ojos
que contemplaron
pétalos fabulosos
y también ay!
aquel
olor perdido
a té, a jazmín, a sueños,
a primavera errante.
Tercer libro de las odas, Pablo Neruda.
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