Sin título


el punto
intraducible
en el que me dejaste
solo
ante esta copa
de vino
como un camalote
que discurre
por un río
sin cauce

«cuando termine el vino,
nos vamos»
decías siempre
y yo
para que nos fuéramos más rápido
te lo mezclaba
sin que te dieras cuenta
con el agua
de la hielera
para evitar escuchar
el rumor
apagado
de tu río
sediento de cauces

en las noches
que confluyen
en esta copa
en este río sin cauce
que discurre
como un camalote
por mi dolor
ebrio
como aquel vino
intraducible
que me hiciste
probar
Lucas Soares en El río ebrio, Paradiso, 2005.

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