Argot infinito





Entró un montón de viento a mis partituras mientras estabas en casa, maría
quedaban para arriba y para abajo, dibujadas con descaro sobre la alfombra
La primera vez después del invierno con las ventanas abiertas todo el día

Desparramadas de mil maneras diferentes las notas con un ritmo de luces de rigor fractal
El horizonte imparte su lección de argot después del atardecer
Lo que inventamos: un juego infinito, vos pedías
reconocer cómo unos ritmos se creaban sin lógica
así como –habíamos pensado a la tarde– no se puede –o casi– ver abrirse una flor

un juego: 
Una lupa para ver los pelitos amarillos, un lunar y el sol todo el tiempo del mundo
Hoy el rubor en la piel brotó del verano con la flor de un ciruelo 
Fuimos por una escalera color celeste subiendo entre las nubes hasta alcanzar lo que sonreía a través de nosotras, maría

Inventamos un ritual con naranjas, le poníamos el gajo a la otra en la boca pero antes
Los hacíamos besarse y vos te alegrabas de no estar sufriendo, yo también 
tenía que darme cuenta, sufrir no vale la pena, me lo tenías que recordar
reírnos y olvidar el sabor adictivo que le veníamos agarrando 

Pasemos tardes así, maría, tardes en la vida donde todo el tiempo la parte del beso
A lo sumo lo más leve de que seamos capaces, el resto
suelto en el pasar de horas mantas de luz por la tarde y al final 
flotando cerca de nuestro campamento 
el ciruelo refulgiendo una terraza de cielo 

y el viento entró en la música, la llenó de aire
nuestra blanda tarde juntas doloridas tan alegremente de infinito argot



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